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sábado, 13 de febrero de 2016

Para los Adolescentes con Fibrosis Quística. Segunda Parte



“Como cualquier otra persona, los que tenemos Fibrosis Quística, tenemos emociones, anhelos, objetivos y demás. En la adolescencia, surge un tema que, no siempre es fácil de llevar, de vivir, pero que, no deja de ser parte de nuestra vida a partir de esta etapa… el enamoramiento”


Viene un camino y un proceso distinto. Una transformación emerge “sin control”, se le llama adolescencia.
¿Recuerdas tu etapa de adolescente? Bueno, nada, es muy complicada por diversos aspectos. Para alguien con Fibrosis Quística, puede ser más complicada por diversos factores.

Como adolescente que fui, recuerdo cuán complicada se me hizo esa etapa. Una rebelión interior que vivía en mí, un descontrol emocional experimentaba en mi día a día, pocas cosas lograba comprender y, por ende, asimilar.

Ser adolescente no es nada fácil y, cuando viene ese momento, en el cual, comienza el deseo y la atracción “sexual” por otra persona, a veces con un tono más o menos intenso del romanticismo (según cada uno), pero es recién esa etapa, en la que, experimentamos tantos cambios.

Hablar sobre el amor de manera objetiva, no tiene razón de ser, porque los sentimientos como el amor hacia otra persona, pueden ser de las cosas más extrañas (en cuanto al quién y el por qué), por eso no pretendo indagar sobre ello. Sobre lo que deseo profundizar es, sobre el cómo manejar todas esas emociones, cómo hacer para no vernos tan afectados cuando las cosas no resultan y cómo beneficiarnos cuando las cosas son muy buenas y, hasta mejor de lo que suponíamos sería.

A mí, el enamoramiento me transformó, lo hizo para bien. Cuando conocí a una persona en especial, comencé a sentir cosas que jamás había sentido. Estos sentimientos, me hicieron tener mayor energía, mayor deseo de hacer todas mis cosas (responsabilidades), me hicieron hacer surgir mi mejor versión como persona (de aquel tiempo), entre otros beneficios más.

Mi salud, también se benefició, lo cual, era fantástico. Pero, cuando las cosas no resultaron bien, fue caótica mi reacción, como si todo mi mundo se desmoronara, todo comenzaba a perder sentido. Mi salud se veía afectada y, perdía el deseo de seguir haciendo varias cosas.

Por eso es importante, aprender a no entregar el poder a las decisiones de otra persona o, a las circunstancias que puedan afectar una relación amorosa o, el intento de la misma.

No es tema fácil, es bastante complicado aprender a manejar las emociones, en situaciones así, pero se puede lograr.

Es importante siempre que, aprendas a conocerte lo mejor a ti mismo, a saber, cómo puedes llegar a reaccionar ante ciertas circunstancias o personas. Valorar que, también tienes la capacidad de salir adelante ante la adversidad.

Y es que el amor puede ser el sentimiento más majestuoso existente, pero también puede llevarte hasta abajo (emocionalmente). Cada uno de nosotros debe saber que tanto poder entregamos.

Diego E. Salinas

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