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domingo, 24 de enero de 2016

El Arte de Nebulizar. Segunda Parte



Un aspecto primordial para ser eficaces viviendo con FQ, es el tema de las nebulizaciones. Más allá de las prescripciones médicas del especialista en la FQ, sobre los tratamientos a nebulizar, es importante darles el valor que tienen en nuestra vida cotidiana, transformar lo rutinario en algo “emocionante” y de provecho.

Algunos nebulizarán alrededor de las 2 horas por día. Podría ser un poco más o un poco menos según cada caso. Es así, como notamos el valor que toma en nuestra vida diaria la nebulización, tanto por tiempo, como por beneficio en la salud.

Actualmente, existen nebulizadores mucho más eficaces de lo que eran hace pocos años, algunos muy veloces y potentes, pero igualmente, muy costosos.

Desde mi perspectiva, no es prioridad el nebulizador (debe ser el recomendado por el especialista. Existen varios modelos y marcas que son funcionales para los que tenemos FQ), porque lo importante también en las nebulizaciones, es la actitud y técnica. La actitud viene a conformar un aspecto fundamental en toda nuestra vida. El cómo reaccionamos ante los eventos inevitables y, en la cuestión de nebulizar no deja de ser así, pues la actitud que se toma ante esto, es fundamental.

Muchas veces podemos ver y sentir el rechazo hacia las nebulizaciones, frases como: me da flojera, más tarde, hoy no, por un día no pasa nada, realmente no me sirven de nada, no me ayudan a sentirme mejor, pues sigo en internaciones y tratamientos intravenosos, etc. Y, aunque las nebulizaciones no nos van a curar (al menos por ahora), sí son parte de la estructura clave para sostener y vivir una vida de mayor calidad, el beneficio en la salud es contundente y no hay pretexto para no hacerlas (tomando en cuenta que se tienen las posibilidades de tener un equipo para nebulizar y sus respectivos instrumentos y tratamientos), es simplemente la actitud.

Cada vez que nebulizo, no dejo de agradecer la oportunidad de poder hacerlo, de tener la ventaja o posibilidad de contar con el compresor para nebulizar, sus pipetas y los tratamientos a los que por ahora he tenido acceso, así como desde lo más básico, agradecer el que tengo energía eléctrica.

Mientras nebulizo, en ocasiones sostengo conversaciones con mi cuerpo y con mis tratamientos. Todo comienza desde el sentir cómo se vierte el tratamiento sobre la pipeta, el cómo el vapor/humo se introduce desde mi boca hasta dirigirse a mis pulmones, sintiendo que sanan parte de ellos y que, siempre son un beneficio personal y hasta familiar.

Sentir desde el sabor o no sabor que deja cada tratamiento, lo salado de uno y lo amargo de otro o, el tratar de descifrar el sabor de otro tratamiento (llevo años averiguándolo), todo, todo, partiendo desde lo más básico y aún, sin contar con los beneficios médicos a corto, mediano y largo plazo.

Es por eso que yo te invito, ya seas el afectado directo (e independientemente de tu edad), o bien, si eres madre o padre de familia de alguien con FQ, que logres crear esa atmósfera de emoción y de agradecimiento para con tus nebulizaciones (o las de tus hijos), no olvidemos que muchos diagnosticados no tienen acceso ni a los tratamientos, ni a un nebulizador o, simplemente aquellos que ni siquiera tienen un diagnóstico de FQ y siguen buscando que enfermedad tienen.

Diego E. Salinas

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