Es algo que
conocemos bien los que tenemos Fibrosis Quística. Algunos lo conocemos de edad
adulta, otros desde bebés y otros desde niños, etc.
Estar en un
tratamiento intravenoso tiene varias perspectivas, y éstas varían según el país
en el que estamos, nuestra personalidad y desde luego, nuestro carácter. También algo
que marca diferencia es si el tratamiento es completado en el hospital o en casa.
Para mí no
hay nada como la comodidad de mi casa para estar en un intravenoso, porque se
lleva más tranquilo, se duerme mejor y más, también se pueden hacer actividades
que en un hospital no siempre son permitidas o viables.
En un
intravenoso (en domicilio), corresponde estar mucho tiempo en casa, sino es que todo el tiempo.
A veces los días se hacen muy lentos, otros son días lentos, pero también se
pueden hacer algo más dinámicos.
Cuando hago
intravenoso, es tiempo perfecto para descansar mi mente, mi cuerpo, porque en
general suelo ser muy activo en el aspecto mental y físico, así que es pretexto
ideal para relajarme en cuanto a la actividad.
Se cuentan
las horas para acabar una pasada del tratamiento, se hacen largos los minutos
mientras pasan los medicamentos, y las horas se hacen cortas entre la última
puesta y la siguiente puesta de los medicamentos.
Vale la pena
pasar por un intravenoso, cuando sabemos que éste nos va a otorgar una limpieza
pulmonar, nos va a permitir estar en mejor estado.
Claro, sí por
todos fuera, que mejor que no hacer un tratamiento intravenoso, pero cuando se
requiere, realmente vale la pena.
Cuando el intravenoso se hace en un hospital, muchas cosas cambian. Duermes poco, pues el personal de enfermería entra seguido a la habitación, te monitorean signos vitales tan seguido que, recién empiezas a quedarte dormido y ya te están despertando. Te pesan diario por ahí de las 7am, como si fueras un porcino en pleno engorde.
Cuando el intravenoso se hace en un hospital, muchas cosas cambian. Duermes poco, pues el personal de enfermería entra seguido a la habitación, te monitorean signos vitales tan seguido que, recién empiezas a quedarte dormido y ya te están despertando. Te pesan diario por ahí de las 7am, como si fueras un porcino en pleno engorde.
Se cuentan
los días y las horas para llegar al último día del intravenoso, a veces es el
día más largo, las horas más extensas, pero es normal, es la ansiedad de quedar
en “libertad"
Diego E. Salinas
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