Un aspecto primordial para ser eficaces viviendo con FQ, es
el tema de las nebulizaciones. Más allá de las prescripciones médicas del
especialista en la FQ, sobre los tratamientos a nebulizar, es importante darles
el valor que tienen en nuestra vida cotidiana, transformar lo rutinario en algo
“emocionante” y de provecho.
Algunos nebulizarán alrededor de las 2 horas por día. Podría
ser un poco más o un poco menos según cada caso. Es así, como notamos el valor
que toma en nuestra vida diaria la nebulización, tanto por tiempo, como por
beneficio en la salud.
Actualmente, existen nebulizadores mucho más eficaces de lo
que eran hace pocos años, algunos muy veloces y potentes, pero igualmente, muy
costosos.
Desde mi perspectiva, no es prioridad el nebulizador (debe
ser el recomendado por el especialista. Existen varios modelos y marcas que son
funcionales para los que tenemos FQ), porque lo importante también en las
nebulizaciones, es la actitud y técnica. La actitud viene a conformar un
aspecto fundamental en toda nuestra vida. El cómo reaccionamos ante los eventos
inevitables y, en la cuestión de nebulizar no deja de ser así, pues la actitud
que se toma ante esto, es fundamental.
Muchas veces podemos ver y sentir el rechazo hacia las
nebulizaciones, frases como: me da flojera, más tarde, hoy no, por un día no
pasa nada, realmente no me sirven de nada, no me ayudan a sentirme mejor, pues
sigo en internaciones y tratamientos intravenosos, etc. Y, aunque las
nebulizaciones no nos van a curar (al menos por ahora), sí son parte de la
estructura clave para sostener y vivir una vida de mayor calidad, el beneficio en
la salud es contundente y no hay pretexto para no hacerlas (tomando en cuenta
que se tienen las posibilidades de tener un equipo para nebulizar y sus
respectivos instrumentos y tratamientos), es simplemente la actitud.
Cada vez que nebulizo, no dejo de agradecer la oportunidad
de poder hacerlo, de tener la ventaja o posibilidad de contar con el compresor
para nebulizar, sus pipetas y los tratamientos a los que por ahora he tenido
acceso, así como desde lo más básico, agradecer el que tengo energía eléctrica.
Mientras nebulizo, en ocasiones sostengo conversaciones con
mi cuerpo y con mis tratamientos. Todo comienza desde el sentir cómo se vierte
el tratamiento sobre la pipeta, el cómo el vapor/humo se introduce desde mi
boca hasta dirigirse a mis pulmones, sintiendo que sanan parte de ellos y que,
siempre son un beneficio personal y hasta familiar.
Sentir desde el sabor o no sabor que deja cada tratamiento,
lo salado de uno y lo amargo de otro o, el tratar de descifrar el sabor de otro
tratamiento (llevo años averiguándolo), todo, todo, partiendo desde lo más
básico y aún, sin contar con los beneficios médicos a corto, mediano y largo
plazo.
Diego E. Salinas
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